POCAS MANOS tan puras,
tan viriles y vivias
como fueron las tuyas.
Con la honda y la piedra,
con el lápiz, la pluma
y el papel, tan sencillas.
Con la máquina antigua
y el teclado amarillo
imantando tus dedos.
Qué pureza en tus manos
modelando los versos.
Pocos ojos tan hondos
contemplando los astos
en rebaño de estrellas.
Comtemplando las lunas
en sus varios espejos
de oleadas y nubes.
Pocas bocas tan puras
nos legaron los siglos
cosechando oraciones
de trigales de futuro.
Pocos hombres tan altos,
de verdad, tan varones
que supiereon morirse
con la risa en los labios.
Autor:
Manuel Molina (1917-1990)
Publicado en mayo de 1968
"Hablo de Miguel Hernández
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