LA POLÉMICA
ENTRE JOSEFINA MANRESA CON MANOLO MOLINA Y VICENTE RAMOS
Cuando el 29 de marzos de 1952, se cumplían los 10 años del sepelio de
Miguel Hernández en el cementerio municipal de Nuestra Señora del Remedio de
Alicante, sus restos mortales pasaban a la fosa común si no se compraba el
nicho en propiedad donde había permanecido en calidad de inquilino, puesto que estaba en calidad
de alquiler.
Comprar el nicho costaba 2.042 pesetas que Josefina Manresa, la viuda
del poeta, no tenía. A mediados del año 1951, Vicente Ramos y Manuel Molina fuero
a visitarla a sus casa de Elche que vivía entonces en Partida Carrús 161, para
firmar un contrato por la publicación del auto sacramental Quien te ha visto y quien te ve y sombra de lo que eras (sin acento
agudo en los quienes, porque no es una pregunta sino una afirmación) . Libro que
había publicado la revista Cruz y Raya
de José Bergamín en 1934, pero estaba agotada. Además le pidieron quince poemas
inéditos para publicar en Colección Ifach, que lo fue en 1951 con el título Seis poemas inéditos y nueve más.
La cuestión es que Josefina firmó un
contrato por 5.000 pesetas por la publicación del auto sacramental, lo cual le
llenó de contento, porque así pagaba la compra del nicho de sus esposo, y todo
arreglado. Pero como pasaban los meses y el auto sacramental no se publicaba
Josefina reclamó esa cantidad, asunto que finalizó en un incumplimiento de contrato verbal
y Josefina se quedaba sin la 5.000 pesetas.
Por tales circunstancias, Vicente Ramos y
Manuel Molina le propusieron a Josefina hacer una suscripción privada entre
amigos poetas y simpatizante (ella escribió en 1980 que no contaron con ella).
Al principio Josefina no quiso porque suponía para su caracter tímido una vergüenza;
no obstante se mandaron las cartas a unas 35 personas, entre ellas al poeta
vasco Gabriel Celaya, que en lugar de hacer una petición discreta, publicó la
petición en un periódico de San Sebastián. Lo que ocasionó disgustos y polémica entre
todas las partes: Josefina, Vicente Ramos y Manuel Molina, y hubo un cruce de
cartas. Este cuestión de la suscripción para comprar el nicho de Miguel se
encuentra en el libro Miguel Hernández y
Alicante, Colección Ifach 1976 el capítulos VIII “LA SEPULTURA” pp.141-156. Gabriel Celaya
recaudó 585 pesetas en dos partidas, que se la giró a Vicente Ramos, que era
con quien mantenía la correspondencia. El asunto del contrato por la publicación
del auto sacramental nada se dice en el libro, lo que en 1976 enfureció a
Josefina y envió un artículo a la revista Posible de Madrid titulado “Así murió mi marido” en 1976 donde todavía se sentía defraudada
por el incumplido del contrato y la cesión de quince poemas (seis de ellos
inéditos). Josefina, tan recatada, quería pagar la propiedad el nicho con el
dinero que le prometieron Ramos y Molina.
Los otros poetas amigos entre ellos Carlos
Fenoll, Pedro Pérez Clotet, Vicente Aleixandre, Juan Valls Jordá y otros le
enviaron el dinero directamente a Josefina, que no sabemos cuándo recibió, lo
que sí dice es: “Cuando veía al cartero llegar ¡qué sofoco llevaba!”. El 7 de
diciembre de 1951 Josefina recibió 800 pesetas de Vicente Ramos y Manuel Molina.
El nicho 1.009 se compró a perpetuidad el
día 29 de enero de 1952 y se registró con el número 33.064, Grupo 69, Andana
1ª.
Hete aquí que el 12 de febrero de 1952, se
publica en Información de Alicante un artículo en el que se decía que Ramos y
Molina eran los responsables de que no fueran los restos del poeta. Pero
Josefina en 1952 (sin fecha) escribió al director de Información donde escribe: “…Por la gratitud que a él le debo [a
Miguel], es necesario que diga que la única persona que salvó realmente los
restos de Miguel de ser enterrados en la fosa común, fue un vecino de Orihuela
llamado Eladio Belda [Irles] [industrial], el cual el mismo día que enterramos
a Miguel [29 de marzo] me dio, a la puerta del cementerio de Alicante ochocientas
pesetas y como el alquiler del nicho para diez años me costó seiscientas, le
quería devolver y las doscientas restantes, pero él no quiso y me obligó a
quedármelas. También debo decir que el ataúd lo pagó Miguel Abad Miró alcoyano
rediente en Alicante, sobrino de Gabriel Miró [Miguel Abad también pagó la
lápida], a cada cual el honor y gratitud que se merece y que nadie les debe
oscurecer ni arrebatar…”.
En la página 146 del libro de Josefina Recuerdos de la Viuda de Miguel Hernández, de 1980, cuenta la misma
versión pero con otras cantidades distintas y nada dice de la promesa de la
publicación del auto sacramental. Y en la página 147 del citado libro, dice: “no
contaron conmigo para molestar a tantas personas pidiéndole subvenciones sin necesidad.”
En estas carta de cuatro folios al director
de Información de Alicante, lo que le quiere explicar Josefina es que de no haber sido
por la ochocientas pesetas de Eladio Belda el 29 de marzo de 1942, los restos mortales
de Miguel hubieran ido directamente a la fosa común, en cambio se pudo pagar un
alquiler por diez años.
En diciembre de 1986, siendo alcalde José Luis Lassaletta, los restos mortales
del nicho 1.009 (lo de Miguel y Manolillo (muerto el 25 de mayo d 1984),
pasaron al panteón de los hombres ilustres de Alicante. Meses después el 19 de
febrero de 1987, al fallecer Josefina fue enterrada junto a Miguel y su hijo, lugar
del mausoleo actual. Años atrás hubo intentos fallidos de llevarse los restos mortales a
Cox.
Ramón Fernández Palmeral
Alicante, 4 de febrero de 2017
Fragmentos de cartas de Josefina al diario "Información" y a la revista "Posible", 1952 y 1976, respectivamente:
Fragmentos de cartas de Josefina al diario "Información" y a la revista "Posible", 1952 y 1976, respectivamente:
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