Cuando leo e interpreto los nueve poemas
libres (sin metro ni rimas) de Hombres a la deriva, observo y aprecio con notoria claridad que
son poemas de vanguardia literaria en los años cincuenta. Vanguardia significa
ruptura con lo anterior, rebeldía, sedición contra lo establecido, contra la
academia, contra el orden. Si lo hicieron algunos poetas, entre ellos Molina,
es equiparable a los pintores del grupo del El Paso, que en la entelequia del
apelativo podíamos entenderlo como un paso hacia la modernidad en una España,
negra sumida en el aislamiento internacional (entramos en la ONU en diciembre
de 1955, y EE.UU, nos reconoció en diciembre el 21 de diciembre de 1959 con la
visita a España del presidente de los EE.UU, Eisenhower, por el interés estratégico
de la península con la instalación de las bases militares, por considera a
España fuera el eje del comunismo.
Las vanguardias y el surrealismo de Molina en los nueve poemas libres, y
en el sentido metafórico de algunos sonetos, observo un grito de rebelión y
deseos de libertad contra el régimen franquista represor, y no existía otros
sistema de rebelión que la expresión por medio de las arte El Paso (Feito,
Saura, Miralles, Juan Francés, Vito…) que se expresan con obras abstractas, que
eran agradable al régimen al régimen al suponer un apuesta por la modernidad.
Sin embargo, tanto no apreciaban que estos estilos artísticos, influenciados también
por el expresionismo abstracto norteamericano, era una forma de crítica
encubierta contra lo establecidos, porque como he comentado anteriormente
vanguardia supone ruptura, rebelión y sedición contra el orden conservador y
religioso católico impuesto y establecido.
Nuestro cerebro está diseñado para apreciar y contemplar la armonía del
realismo figurativo, de la música clásica o de la poesía bucólica y
comprensible. Por lo tanto los poetas el movimiento
del “postimos” literario y artístico que surgió en España en 1945 y que se
propuso renovar la estética de todas las vanguardias de principios de siglo,
suponía una forma de desacuerdo con el régimen dictatorial.
De alguna forma Manuel Molina conocía a
los poetas del “Postismo” cuyo nombre es la contracción de postsurrealismo
(como puede leerse en el Segundo manifiesto, aparecido en La Estafeta Literaria, número especial
de 1946.
Publicaban la revista Postimo, el nº 1
salió en Madrid. Los fundadores de este grupo
fueron Eduardo Chicharro Briones, Carlos Edmundo de Ory y Silvano Sernesi, pero que
en un principio quiso significar "el ismo que viene tras todos los
ismos". Movimiento que fue impulsado
por Carlos Edmundo de Ory (1923-2010) y Eduardo Chicharro Briones (1905-1964), y en él figuraron
durante algún tiempo escritores como Francisco
Nieva (1924-2016), Ángel Crespo
(1926-1995), Gloria
Fuertes (1917-1998), Antonio Fernández Molina (1927-2005), Fernando
Arrabal (1932-
), Antonio Beneyto (1934-), Gabino-Alejandro Carriedo (1923-1981), José Fernández-Arroyo (1928- ), Félix Casanova de Ayala (1915-1990), Federico
Muelas (1910-1974), Jesús Juan Garcés (1917-1983) o Carlos de la
Rica (1929-1997).
A estos nombres se deben incluir a algunos
un periférico (por residir den Alicante) como Manuel Molina, Carlos Sahagún,
Santiago Moreno Grau,
Volviendo a la teoría de por qué lo
abstracto (hija de las vanguardia) no chirria en el cerebro y nos provoca
rechazo, se debe a que nuestro cerebro está diseñado. Cuando nuestro cerebro
está en armonía y serenidad (todo en su sitio) se halla en estado de felicidad,
por el contrario, la ruptura de esa armonía converge en la agresividad es un rasgo
biológico del ser humano y constituye una herramienta al servicio de la
supervivencia de la especie, que sin esta característica no hubiera podido
evolucionar ni perpetuarse como tal. Los artistas: músicos, pintores,
escultores o poetas buscamos con nuestras obras abstractas romper esa armonía
estética símbolo de belleza. Por ello en cuanto existe algo que no está en su
sitio, o desagradable como uno de los cuadros de Saura, nuestro cerebro chirría,
y no está cómo. Pues esto es precisamente la sensación que buscamos por poetas del postismo o postsurrealimos
en el lector, una reacción que se despierte de su letargo o de sus zona de
seguridad, por ello como he comentado con el surrealismo y la vanguardias
(expresionismo, atracción o paroxismo) buscamos una ruptura, una fisura o falla
para que nuestra mente cambie su percepción armónica, y le provoque un
rebeldía, que le despierte el deseo de recomponer ese puzle presentado o
composición abstracta. Es decir, que la reacción de rechazo esta buscada
adrede, intencionadamente. Poe ello, cuando no se tiene plena conciencia de la
existencia de estos dos mundos diferentes: realismo y abstracción, nuestro
cerebro no lo comprende. El realismo en la representación de algo concreto, y
la abstracción es la representación de lo no concreto.
Al leer un poema de vanguardia o del
postismo, en el caso de Molina, nuestro cerebro nos dice: «Aquí hay algo
extraño que no comprendo y por lo tanto no está bien, no está en la armonía».
Cuando Molina escribe «Romper el mecanismo de
los paso/ la automática cuerda/ que encasilla un número,/ un lugar, una fecha,/
un fichero de nombres y mas nombres/ y individuos y bestias. (vv.23-28 de 1 “Mensaje
al ciudadano”) nos rompe los esquemas de
la comprensión lógica y es com compararlo con un cuadro amarillo con trazos
negros (inarmónicos) como los que pinto Luis Feito en los años cincuenta, no es
están armonía cómoda. Escomo si un día saliera un arco iris cuadrado o
triangular, qué diríamos, que la naturaleza se al vuelto loca, nos
apesadumbraría, sería un más presagio y un más agüero. ¿Qué ha sucedido?,
sucede que la Naturaleza quiere llamar nuestra atención o provocarnos un sentimiento
extraño e incómodo. Pues esto es lo que buscan los artistas pintores o poetas:
provocar la atención, más simple to tenemos con las gordas de Botero, lo que
hace es llamar nuestra atención a través de rompernos la armonía del concento
de belle en la mujer que tenemos preconcebida. Pareciera como si lo que no es bello no está
en orden o es normal. Estas muestras artística o poéticas lo que intentas en
provocar para llamar nuestra atención, premeditadamente, para que destaque o
chirríe en nuestro se cerebro, y éste se detenga y preguntarse ¿qué es es lo
que está pasando aquí?.
Por ello la poesía surrealista y postista de
Molina haya que leerla desde el punto de
vista de lo que he argumentado.
El momento político de la España franquista represora de todo avance, después
de que los rebeldes fueran los vencedores de la guerra civil, en una España negra
controlada por la censura y por la iglesia católica, donde toda actividad
cultura era retraso y conservadurismo,
aparece la modernidad de estos hombres sin rumbo, o a la deriva; resulta de que
estaban bien mirados por la censura y el propio régimen, porque suponía para
ellos una apertura hacia la modernidad, para evitar el cerco internacional; y,
de alguna manera, los artistas y poetas estaban gritando libertad, burlando a
la censura y a los fascistas sumidos en el conservadurismo, porque en resumen:
vanguardia es ruptura con lo anterior.
Ramon Fernández Palmeral
(Fragmento del libro "Hermenéutica de Hombres a la deriva", 2017
25-03-2017
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