(El canto insoportable, por Palmeral)
3
EL CANTO INSOPORTABLE
Hasta cuándo esa música sin
ojos,
sin sonrisas, ni gracia, ni soltura,
que
envuelve de pesar nuestra presencia
y
enturbia nuestro anhelo noble y puro?
Hasta
cuándo esa jerga sin sentido
de
algodón y de plumas, suavemente,
que acarician el vello prematuro
de
tanto adolescente transnochado?
Hasta
cuándo esa mísera palabra
rebuscada y viuda, sin semilla
de
verdadera luz que la levante?
Estamos ya cansados y molidos
de
oír tanta vejez, tanta carcoma
como susurra el viento de estos días,
como se escucha siempre, siempre, siempre.
Hora
es ya de que venga el vigilante
y disperse la
murga, y que la noche
vuelva al silencio
grande de sí misma,
con su sonoro ser
de terciopelo.
Hora es de que
vuelvan a la tierra
los que han de
labrarla, los que deben
coger el azadón, el
pico o pala,
y ganar con sudor
el pan que comen.
Hora es de que
vuelva cada uno
a ocupar su lugar,
ni más ni menos,
y suene el yunque y
la garlopa afine
el fresco corazón
de la madera.
Es necesario que
los hombres sepan
que han de volver
al tajo de su origen
y empezar la labor
cuando la aurora
afile su cristal
por las espaldas.
Es necesario darle
a cada día
su importancia
vital, su flor madura,
el esfuerzo que
alienta y vivifica.
Estamos ya cansados
de ver hombres
babeantes y enanos
como el musgo.
Es necesario
levantar la sangre,
besar la melodía de
las hojas
y escuchar el rumor
de tierra adentro.
Manuel Molina
Poemrario "Hombres a la deriva" 1950
Colección Ifach Alicante
No hay comentarios:
Publicar un comentario