20.-
AL POETA MANUEL MOLINA
[A la madre de Manuel Molina][1]
He de dejar, amigo, mi faena
de obstinado callar, interrumpida:
mi voz se me hace urgente, sacudida
por el cósmico embate de tu
pena.
Qué madre, qué humildad de
hierbabuena,
de aguja en los demás siempre perdida
han devuelto las manos de la vida
a su origen de paz, sueño de
arena.
Uno encuentra en su casa, en
su rincón
muchos años quizás inexplorado,
algo que amó, cualquier sencilla cosa.
Con igual triste y dulce,
lenta emoción
miro, y entre lo hermoso del
pasado,
vuelvo a ver su sonrisa cariñosa.
[1] Aunque el
manuscrito firmado por Carlos en septiembre de 1959 se titula “Al poeta Manuel
Molina", en realidad el contenido está dedicado a su madre (de
Molina). El título apropiado hubiera
sido, por tanto, "A la madre de Manuel Molina", como indica en el
texto de la carta que acompañaba al soneto enviada desde Barcelona, el 6 de
septiembre de 1959.
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