Manuel Molina

Manuel Molina
Retrato de Ramón Palmeral 2017

sábado, 6 de mayo de 2017

Biografía del poeta Manuel Molina, por Cecilio Alonso en Archico de la Democracia

Biografía de Manuel Molina

Manuel Molina [Rodríguez] nació en Orihuela en [28 de octubre] 1917, se trasladó a Alicante con su familia en 1935 y aquí residió hasta su muerte en diciembre de 1990. En esta ciudad desarrolló su obra literaria escribiendo sus libros, promoviendo revistas y grupos poéticos, y desde esta ciudad fue tejiendo una trama de relaciones literarias con destacadas figuras de las letras españolas y con hispanistas de dos continentes, contribuyendo muy activamente a la recuperación y el sostenimiento de la memoria de Miguel Hernández en los años difíciles, cuando su obra permanecía ensombrecida y desdeñada, antes de que la transición democrática facilitara su normalización y su inserción indiscutible en el canon de nuestra literatura.
En 1936 acudió como voluntario a la defensa de Madrid. Allí coincidió con Carlos Fenoll y Jesús Poveda. En la sede de la Alianza de Intelectuales Antifascistas estuvieron con Miguel Hernández y  conocieron a Alberti, Mª Teresa León, Emilio Prados, Antonio Aparicio, Vicente Sañas Viu, Lino Novás Calvo y otros. Después visitaron a Vicente Aleixandre con quien pasaron la navidad de aquel año. De regreso a Alicante participó en las actividades del Ateneo, donde hizo amistad con José Juan Pérez, Antonio Blanca, Gastón Castelló, Rafael Rodríguez Albert, Melchor Aracil, Leopoldo Urrutia, Vicente Ramos, Rafael Azuar y otros. Comenzó a publicar entonces poemas en el diario comunista Nuestra Bandera y a mediados de 1937 se incorporó al cuerpo de carabineros en el que luchó el resto de la guerra, pasando por el frente de Teruel y acabando en la Retrasadilla de Liria. Tras la derrota, volvió a Alicante y a lo largo de los años 40 estuvo subordinado en precario a las contratas que su padre obtenía de obras públicas provinciales, la más destacable en Jávea donde vivió varios años, ya casado desde 1943 con Maruja Varó.
Molina en la posguerra interiorizó su irreductible rechazo a la situación política, pero no optó por combatirla directamente desde la lucha organizada en la clandestinidad sino por la vía posibilista que, de acuerdo con su temperamento y vocación, le llevó a ejercer su responsabilidad intelectual desde la actividad poética y literaria como medio de resistir y de dignificar los ideales suspendidos, añorando siempre las expectativas democráticas truncadas por la guerra.
Participó junto a Francisco García Sempere, Vicente Ramos y José Albi en las actividades literarias promovidas en Alicante durante la posguerra por los grupos de Arte Joven, Intimidad Poética, Verbo, Ifach o Silbo.
En 1950 publicó su libro Hombres a la deriva, y durante un decenio dio a la imprenta tres nuevas entregas de significación universalista: Camino adelante, Versos en la calle y El Suceso, donde confluían corrientes líricas existenciales y sociales.
En 1952 se incorporó  a la recién creada Biblioteca Gabriel Miró y un año después se reincorporaba al consejo de dirección de Verbo. En 1955 promovió la colección Silbo a la que se acogieron jóvenes poetas y prosistas: Enrique Cerdán Tato, Carlos Sahagún, Ernesto Contreras y José Mojica, entre otros, algunos de ellos llamados a desarrollar un significativo papel en el proceso de la recuperación democrática en Alicante, con su confluencia a mediados de 1960 en el pionero Club de Amigos de la Unesco del que Molina fue socio fundador. En 1967 participó en el Homenaje de los universitarios valencianos al autor de El rayo que no cesa. A partir de 1968, con la publicación de su libro Coral del Pueblo, su lírica cobra un intimismo localista de acusado sabor popular, entre apuntes satíricos y destellos nostálgicos de la tierra nativa. Un año después Ángel Caffarena le editó Miguel Hernández y sus amigos de Orihuela, en cuyas prosas evocó su adolescencia deslumbrada por Carlos Fenoll, Miguel Hernández y Ramón Sijé. Redactor de la revista Idealidad, colaborador del semanario La Marina y del diario Primera Página, se incorpora a la Sección de Literatura del Instituto de Estudios Alicantinos.
El decenio de 1970 fue particularmente productivo en lo literario. Publicó las entregas poéticas Balada de la Vega Baja (1970) La Belleza y el Fuego (1972) y Versos de la vida (1977), una Antología de la poesía Alicantina (1973) y nuevos libros de prosa dedicados a Miguel Hernández y a Gabriel Miró. Comienza a desarrollar una fecunda labor de divulgación y orientación literaria en diversos seminarios impartidos desde la Biblioteca “Gabriel Miró” a estudiantes universitarios. Viaja por Marruecos, Italia, Francia e Italia. En 1982 participó en la fundación del nuevo Ateneo Científico y Literario de Alicante y publicó Protocolo jubilar coincidiendo con su retiro laboral. Su último libro fue Rezuma (Valencia, 1984). En sus últimos años fue colaborador de los diarios La verdad y Sur (Málaga) sin olvidar las poesías con que correspondía a las constantes peticiones de revistas de fiestas y llibrets fogueriles.
Falleció,  tras rápida enfermedad, el 29 de diciembre de 1990.

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