Manuel Molina

Manuel Molina
Retrato de Ramón Palmeral 2017

sábado, 10 de agosto de 2024

V Encuentro Internacional Valle del Vinalopó. Homenaje a poeta oriolano Manuel Molina

 

 

                                (Cartel del V Encuentro, dedicado al poeta Manuel Molina)

 

Bases…V Encuentro Internacional Valle del Vinalopó “Algueña”


Asociaciones Rincón poético y Cultural Valle del Vinalopó Poetas y escritores.


El encuentro estará acompañado de una Antología poética, dedicada la antología y este V Encuentro del 22, 23 y 24 de noviembre del 2024 al Poeta Manuel Molina Rodríguez de Orihuela-Alicante, conocido como Manuel Molina; su poesía prima la sinceridad y la sencillez en sus versos, destacando las sensaciones personales, recordando sus fiestas y devociones, el paisaje, sus sueños e ilusiones, reflejando la sencillez, la bondad y la humildad son las notas características, que no hace distinción entre el mundo poético y el real.


El viernes 22 después de una recepción de bienvenida por las autoridades y asociaciones organizadoras en el Teatro Auditorio Municipal de Algueña, tendremos un recital al mismo que serán presentados los poetas participantes y la Antología Poética del V Encuentro Internacional dedicada al Poeta Manuel Molina, donde se recitará poesía de autor.


El sábado 23 tendremos una visita guiada de interés turístico y cultural, donde tendremos la ocasión de recitar poemas de autor de la antología. En el recital del sábado, se presentará la antología y se recitará poesía del poeta homenajeado y dedicada por los autores en la misma con poetas ya concretados con antelación.


El domingo 24 tendremos ruta guiada y visita bodega Algueña con degustación de vinos y recital de clausura en el Teatro Auditorio Municipal de Algueña; todo estará supervisado por Lucía Pastor y Luis Pascual Limiñana con la gran colaboración de los ayuntamientos de Algueña.


Todo se regirá a un itinerario concretado que se dará a conocer a los participantes; reserva de hotel, comidas, cenas, y programa del encuentro.


Bases para participar en el encuentro colaborando con la antología dedicada al Poeta Manuel Molina Rodríguez.


Para los participantes en la Antología Poética V Encuentro Internacional Valle del Vinalopó “Algueña”, pueden mandar tres poemas que no sobrepasen los treinta versos cada uno contando con los espacios, o dos cuando uno de ellos sobrepase los treinta versos, quedándose el otro con el tamaño indicado; dedicando uno o dos de ellos al Poeta Manuel Molina Rodríguez, y el resto de los poemas será de tema libre, todos los poemas dedicados a Manuel Molina deberán ser inéditos y se seleccionarán por motivos de aforo poético, una breve reseña Biográfica de 15 a 20 líneas, más una foto de perfil con calidad y peso. Podéis mandarlo al correo rinconpoeticovalledelvinalopo@gmail.com con el Asunto Antología V Encuentro Internacional. La Antología se cerrará alcanzando los 25 participantes.

La fecha límite para mandar los poemas, será hasta el 12 de octubre de 2024.


Los participantes tendrán una participación en la antología con cinco páginas, aportando una colaboración de 20€, con el compromiso de participar en el encuentro. Los participantes en ella recibirán dos antologías. Todos los participantes en el encuentro, tendrán que hacer una aportación de 5€ para gastos de organización, rigiéndose al itinerario poético a igual aquellos que no participan en la antología. Aquellos que no participen en la antología, serán aceptados según el aforo estipulado comprometiéndose a recitar poesía de la poeta homenajeada el día estipulado y suyos propios de autor los demás días.


Todos los participantes tendrán que estar concretados con antelación al encuentro.


El número de cuenta para hacer los ingresos se dará por privado a los participantes.


Los poemas entregados tanto la biografía como la foto de perfil, serán prestados por el autor sin perder su autoría a la Asociación Rincón poético Valle del Vinalopó, para llevar a cabo la realización de la Antología poética del IV Encuentro Internacional Valle del Vinalopó “Algueña- Pinoso”; siendo dueño del material prestado el autor. Aunque el Copyright de la Antología, diseño, maquetación y portada esté al nombre Luis Pascual Limiñana G. representante de la asociación, nunca es ni será dueño de los poemas, biografía y foto que el autor participante en dicha antología presta para su elaboración.
La Antología se pondrá a la venta en Amazon para quienes quieran adquirirla.


Gracias por vuestra participación.

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Biografía: Manuel Molina Rodríguez.


https://www.facebook.com/groups/856121719321078/posts/856126189320631

 

 
Manuel Molina Rodríguez, (17 de octubre de 1917 Orihuela – 29 de diciembre de 1990); nació en la calle Trinidad de Orihuela (Alicante). Estudió primario y Bachillerato en el Instituto de Orihuela, con el profesor Jesús Alda Tesán, quien era colaborador de la revista El Gallo Crisis. De su infancia recuerda la excesiva rigidez y dureza de los métodos educativos. Sus años de estudio fueron pocos, abandonando el bachillerato a los 15 años para trabajar con su padre, propietario de una contrata de explotación de carreteras. Pero su inclinación por los libros hace que no consiga adaptarse al oficio, y movido por sus inquietudes acude a la tahona de la calle de Arriba. En ella conoce a Carlos y Efrén Fenoll, Miguel Hernández, los hermanos Sijé, y será también allí donde surja su amistad con Adolfo Lizón. Participó en reuniones literarias que éstos celebraban en la tahona. En 1935 se trasladó con su familia a Alicante, quedando desligado momentáneamente de sus amistades literarias de Orihuela. Al año siguiente será nombrado secretario de las Juventudes de Unión Republicana, donde conoce a Vicente Ramos; más tarde presidirá las Juventudes de Izquierda Republicana de esa ciudad. Tras la rebelión militar de 1936 sirvió como carabinero a la defensa de Madrid. En la Alianza de Intelectuales Antifascistas de Madrid conoció a Rafael Alberti, María Teresa León, Emilio Prados y Antonio Aparicio. En 1937 visitó a Vicente Aleixandre en su casa de Velintonia de Madrid junto a los milicianos Carlos Fenoll y Jesús Poveda.
 
Terminada la guerra, y tras pasar por el campo de concentración de la Plaza de Toros de Valencia, regresó a Alicante, tuvo que hacer el servicio militar forzoso con los nacionales en Burgo. Regresó de nuevo a Alicante, y se casó con Maruja Varó Busquiel el 6 de diciembre de 1943, con la que tuvo dos hijas: Marilé y Clemencia. En Alicante ejerció como capataz de obras, y posteriormente fue secretario de la Biblioteca Gabriel Miró de dicha ciudad, bajo el patrocinio de la Caja de Ahorros del Sureste. Junto a un grupo de poetas de posguerra como el historial Vicente Ramos y el poeta Rafael Azuar revitalizaron la vida literaria de la ciudad creando varias revistas literarias y antologías con Trina Mercader, Ángela Gatell, José Albi, Julián Andúgar o María Beneyto. A este grupo de poetas se le unieron pintores como Gastón Castelló, Miguel Abad Mirón, Melchor Aracíl, Pérez Pizarro y el escultor Pepe Carbonell.
 
Actualmente, el legado de Manuel Molina se halla en el Archivo por la Democracia de la Universidad de Alicante, cuyos albaceas son Clemencia Molina Varó (hija) y el profesor Cecilio Alonso. La correspondencia epistolar alcanza 3.800 documentos en su mayor parte literarios, que corresponden a unos 400 remitentes, entre los que se destacan Vicente Aleixandre, Juan Gil Albert, Josefina Manresa (viuda de Miguel Hernández), Gabriel Celaya, Blas de Otero, Antonio Buero Vallejo, Celia Viñas, Leopoldo de Luis, Ángel Caffarena, Santiago Moreno o Carlos Sahagún.
 
El poemario más destacado de Molina lo publicó en 1950, titulado Hombres a la deriva, bajo la censura franquista, de cuyo texto el autor de este artículo ha escrito el ensayo Hermenéutica de “Hombres a la deriva” de Manuel Molina, publicado en Amazon en 2017.
 
Durante la posguerra desempeñará diferentes empleos y será en esos momentos cuando forme parte activa del grupo literario integrado por Vicente Ramos, Rafael Azuar, José Albi, Francisco García Sempere, Reolid y Adolfo Lizón.
 
Alicante hervía de actividad, a pesar de la censura, con la publicación de multitud de libros, la celebración de recitales o tertulias, pero sobre todo, con la publicación de revistas literarias como Arte Joven, Ifach, Sigüenza y Verbo, donde Manuel Molina intervendrá implicándose cada vez más en la vida cultural de la capital alicantina.
 
Su producción literaria se inicia a principios de la década de 1940 con el libro Renacer del silencio, del que solo se realizó un ejemplar, hoy perdido. Más adelante publica Otoño adolescente (1943), que fue el primer volumen de la colección Leila, del cual reniega por considerarlo inmaduro.
En 1950 aparece su primer libro reconocido Hombres a la deriva, en el que se aprecian los rasgos que estarán presentes en toda su producción. En él predominan el tema del tiempo y el choque con todo aquello que le rodea, un ejemplo claro es el poema “Preludio final (Oda a los falsos)”. A este le seguirán Camino adelante (1953), Versos en la calle (1955), en el que rememora su adolescencia; Poemas (1958), El suceso (1960), Mar del Miedo (1962), Coral de pueblo (1968), donde guarda similitudes con Carlos Fenoll; Veinte sonetos tópicos (1969), Balada de la Vega Baja (1970), en la que recuerda su Orihuela natal; La belleza y el fuego (1972), aludiendo a las mujeres y a las fiestas de Alicante; y finalmente Versos de la vida (1977), donde aparecen dos poemas dedicados a Miguel Hernández. En 1978 edita y prologa Canto encadenado (de Carlos Fenoll), ofreciendo uno de los primeros estudios sobre Carlos Fenoll y en el que demuestra que domina tanto el verso como la prosa, además de ser el primero que incluye correspondencia y bibliografía.
 
En cuanto a prosa tenemos Miguel Hernández y sus amigos de Orihuela (1969), que consta de una serie de artículos periodísticos aparecidos en la prensa alicantina y en los que se trata de desvelar el círculo de amistades de Miguel Hernández, con una visión muy personal. Este libro tendrá una continuidad en 1971 con Amistad con Miguel Hernández, en el que también se recopilan artículos de la prensa aunque se apoya en el elemento gráfico. En colaboración con Vicente Ramos escribe Miguel Hernández en Alicante (1976). Con motivo del XXXV aniversario de la muerte de Miguel Hernández publica Un mito llamado Miguel (1977), en el que denuncia falsedades y mantiene la memoria del poeta.
Se pueden ver en Molina influencias de Miguel Hernández, de la poesía popular de García Lorca, Alberti y Juan Ramón Jiménez.
 
También colaborará en distintos periódicos y revistas que le llevarán a ejercer la crítica literaria, centrando su atención sobre todo, en la poesía, lo que permitirá por un lado conocer la poesía provincial y, por otro, confeccionar su Antología de la poesía alicantina actual (1973). Sus labores como crítico las realizará principalmente desde la revista Idealidad, aunque también desde otras publicaciones.
 
Desde 1952 será una constante en todas las fiestas de poesía que se celebren en la provincia, pronunciando charlas y conferencias, recitando, etc. Su experiencia fue aprovechada por el Instituto de Estudios Alicantinos, del cual era miembro de número.
 
Su trayectoria literaria evidencia una primacía por el sentimiento y la emotividad, especialmente con una constante temporal, con una añoranza por el pasado que le ayudará a superar el presente. También la exaltación de la belleza femenina y de la fiesta por antonomasia de Alicante, las Hogueras de San Juan. Su preocupación ética y un lenguaje más o menos coloquial recuerdan a Miguel Hernández.
Métricamente se aprecia un dominio del endecasílabo y del soneto y destaca una habilidad para ajustar la métrica tradicional a los distintos niveles de su producción lírica.
 
En cuanto a su prosa, emplea gran cantidad de imágenes en sus descripciones. Su temprana “alicantinización” no ha impedido que siga recreando determinados ambientes de su añorada Orihuela.
La sencillez, la bondad y la humildad son las notas características de Manuel Molina, que no hace distinción entre el mundo poético y el real.
 
Amistad con Miguel Hernández
El Miguel Hernández que hoy conocemos no hubiera sido posible sin la dirección e informaciones que Manuel Molina aportó de sus recursos a investigadores hernandianos como Juan Guerrero Ruiz, Concha Zardoya, Marie Chevallier, Elvio Romero, Simón Latino, María de Gracia Ifach (Josefina Escolano), Leopoldo de Luis, o aconsejando a Josefina Manresa sobre la multitud de cartas que recibía de peticiones de información.
 
Se pensaba por algunos hernandianos que Manuel Molina aprovechó la amistad con Miguel Hernández para resurgir a su sombra como poeta, escribiendo el controvertido libro Miguel Hernández y sus amigos de Orihuela, El Guadalhorce, Málaga, 1969. Sin embargo, todo lo que dijo en ese libro era cierto, lo que sucedió es que le surgió un enemigo antiguo vecino como Ramón Pérez Álvarez, secretario de la revista Silbo (1936), que tiró por tierra a Molina y a los hermanos Fenoll, sin saberse por qué razón, tal vez por protagonismo. Además omitió su nombre en algunas cartas que no están en la Obra poética completa del autor de El rayo que no cesa.
 
La amistad del quinceañero Molina con los Fenoll, Ramón Sijé y Miguel Molina venía desde las reuniones de la Tahona, porque Molina vivió de joven en calle Barrio Nuevo, contigua a la calle de Arriba, donde estuvo la tahona de los Fenoll, y en la misma calle estaba la residencia del joven Miguel Hernández. Ramón Sijé acudía a la tahona por dos razones, la primera para visitar a su novia que era la bella Josefina Fenoll, hermana de Carlos y de Efrén, y la segunda porque en el alcabor de la tahona (chimenea del horno) le pedían consejos literarios a Ramón Sijé, estudiante de Derecho, tanto Carlos como Miguel, y es muy posible que Molina acudiera de oyente, puesto que esta asistencia la confirmó Carlos Fenoll en la carta en la que le decía que Molina era el benjamín de la tertulia de la tahona. La referencia a la tertulia de la tahona la había contado Molina en la revista Verbo en 1946.
 
El 2 de octubre de 1932, Molina estuvo presente en la inauguración del busto a Gabriel Miró en Orihuela, el parque que hoy lleva su nombre, como simple asistente, sin participar oficialmente en ningún acto, ni en la revista monográfica El Clamor de la Verdad. Asistió con Carlos Fenoll, que a pesar de que se había iniciado como poeta, tampoco participó en dicha revista ni en el Gallo Crisis, de Sijé.
 
Cecilio Alonso escribe, en su artículo “Miguel Hernández y Manuel Molina. Una amistad en dos tiempos” sobre la convivencia con Miguel Hernández cuando éste componía su auto sacramental Quien te ha visto y quien te ve y sombra de la que eras:
 
Pero, a mediados de 1934, se produjo una convivencia imprevista que dejó huella en la sensibilidad del más joven [Molina]. Miguel, para completar las últimas escenas de su auto sacramental, quiso retirarse al Campo de Matanzas para componer sus versos en plena naturaleza. Manolo supo que lo iba a acompañar su amigo Antonio Gilabert, primo hermano del poeta, y consiguió que su padre le permitiera ir con ellos…
 
En una carta de Miguel Hernández a Carlos Fenoll de fecha finales de enero de 1936 (pág. 2.367 de CC), le escribe Miguel: “No escribo a mi primo [Antonio Gisbert], no escribo a Molina [Manuel], no escribo a no sé cuántos amigos. Me es imposible por completo repartirme más”.
 
A finales de agosto de 1937 Miguel Hernández dio una charla o conferencia en el Ateneo de Alicante que estaba en la calle Villavieja, a donde acudió Manuel Molina con Vicente Ramos a saludarlo, se confirma en el libro Miguel Hernández y Alicante, Colección Ifach de 1976.
 
En 1938 se encontró Molina con Miguel en Valencia en la calle La Paz, y se saludaron.
Escribió Molina que el 15 de septiembre, Miguel, una vez puesto en libertad de la prisión de Torrijos de Madrid, estuvo en la casa de Molina buscándolo, y como no lo encontró dejó recado a la hermana de Molina de su visita; al día siguiente Molina fue a Cox con Carlos Fenoll para advertirle que no fuera a Orihuela. Yo tenía dudas de esta visita y así lo hice constar en mi libro Carlos Fenoll, trayectoria vital y poética, de 2012, pero recientemente me he encontrado con el artículo de Cecilio Alonso “Miguel Hernández y Manuel Molina, Una amistad en dos tiempos” donde se indica que la hipotética visita de Molina a Cox la confirma Josefina Manresa:
 
…En septiembre de 1939 entró Miguel a la tienda [una de comestibles de Cox] con Carlos Fenoll y Molina [Manuel venido de Alicante] a tomar un refresco, y le llamó la atención el cuadro [un corazón de Jesús] y al día siguiente me contó mi prima [Carmen], muy enfadada, que le había preguntado Miguel: “A cómo da ese tío los tomates” [refiriéndose al corazón de Jesús del cuadro].
(Página 101 de Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández, de Josefina Manresa, 1980).
Estando Miguel en la enfermería del Reformatorio de Adultos de Alicante, Molina visitaba a Josefina Manresa y a Elvira (hermana de Miguel) cuando residían en la calle Pardo Jimeno Nº 14 de Benalúa. Miguel en dos cartas a Josefina cita a Molina, en fecha 2 de agosto de 1941: “Di a Molina que busque una buena biología y manual de historia que no sea elemental”. Y en la del 29 de agosto de 1941 escribe: “Recuerdos de Miguel para Molina”.
 
Molina se enteró de la muerte de Miguel días después de su fallecimiento a través de su novia Maruja Varó, que se lo había encontrado la niña Rosa Moreno Hernández, la hija de Elvira, en la calle. Sufrió un shock tal que desde entonces se dedicó a recuperar la memoria del poeta.
La amistad de Josefina Manresa y Molina se mantuvo siempre en el tiempo, no sin cierta polémica como lo de la compra del nicho en 1952, que ya se ha contado.
 
Obras poéticas de Manuel Molina:
Otoño adolescente, Alicante, Intimidad poética, Col. Leila, 1943.
Hombres a la deriva, Alicante, Colección Ifach, 1950.
Camino adelante, Madrid, Col. Neblí, 1953.
Versos en la calle, Alicante, Ediciones Silbo, 1955.
Poemas, Granada, Don Alhambro, 1958.
El suceso, Cádiz, Caleta, 1960.
Mar del miedo, Madrid-Palma de Mallorca, Papeles de Son Armadans, 1962 (tirada aparte de la revista)
Coral de pueblo (prólogo de Camilo José Cela), Alicante, Caja de Ahorros del Sureste de España, 1968.
Veinte sonetos tópicos, Alicante, Revista Idea, 1969 (separata).
Balada de la Vega Baja (Elegía sin nombre), Málaga, Librería El Guadalhorce, 1970.
La belleza y el fuego, Alicante-Málaga, Librería El Guadalhorce, 1972.
Versos de la vida, Alicante-Málaga, Librería El Guadalhorce, 1977.
Carlos Fenoll. Canto encadenado, Instituto de Estudios Alicantinos, 1978
Protocolo jubilar, Alicante, ed. del autor, 1982.
Rezuma, Valencia, Anteo, 1984.
Versos escogidos (edición de Cecilio Alonso), Alicante, Instituto Juan Gil-Albert, 1992.
Miguel Hernández y sus amigos de Orihuela (testimonio personal), Málaga, El Guadalhorce, 1969.
Amistad con Miguel Hernández, Alicante, Silbo, 1971.
Miguel Hernández en Alicante (en colaboración con Vicente Ramos), Alicante, Ifach, 1976.
Un mito llamado Miguel (XXV aniversario de la muerte de Hernández), Alicante, Silbo, 1977.
Paisajes y personajes mironianos (centenario del nacimiento de Miró, 1879-1979), Alicante, Caja de Ahorros Provincial, 1979.
Biografía escogida de varios redactores en Internet (Ramón Palmeral, Mariló Ávila y Cecilio Alonso Archivo por la Democracia de la Universidad de Alicante.

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martes, 4 de abril de 2023

Los poetas Manuel Molina y Vicente Mojica eran amigos.

 

 Vicente Mojica,(practicante y poeta alicantino) es autor del artículo "La religiosidad de Miguel Hernández" publicado en al revista Litoral de Málaga nº 73.75 de 1978, pp 105-122. Nació Vicente en Alicante el 16 de mayo de 1923, y el presente año se cumplirá el centenario de su nacimiento. El trabajo publicado de también practicante Pascual Ruiz Galiano es inédito me lo facilito hace años el bibliófilo y hernandiano Gaspar Peral Baeza.

 

 


 

VICENTE MOJICA, EN EL RECUERDO (Por Pascual Ruiz Galiano)

"Sabiendo quién me alienta y quien te envía, sabiendo quién  espero, sin demora acudiré gozoso a la llamada".

Vicente M Mojica

Dicen que no mueren del todo aquellos a los que no se olvidan.

Vicente Mojica Benito, figura emblemática de la profesión de Enfermería y personaje relevante de las letras alicanti­nas, permanece siempre en nuestra memoria.

Es evidente, que, cuando nacemos a la vida, el hombre que piensa, se propone alcanzar una meta, llegar a un fin. Esta meta puede tener un carácter material, vegetativo o, por el contrario, revestirse de factores ideales propios del espíri­tu, para delimitar el perfil...

 

Seguir leyendo en la revista digital: "Miguel Hernándea-multimedia-centenario".

viernes, 30 de diciembre de 2022

Prólogo de Camilo José Cela al poemario de Manuel Molina, titulado "Coral de Pueblo" de 1968

 

                                               (Retrato de Melchor Aracil)

 

 Prólogo

 SALUDO AL POETA AMIGO

SE nace poeta como se nace chino, como se nace ciego
d o como se nace príncipe, esto es, al margen de nuestra
propia voluntad y sin comerlo ni beberlo. La poesía
es una dolencia del alma y del cuerpo -ni contagiosa ni
hereditaria: congénita- que se reparte por una nube de
diosecillos antojadizos y caprichosos, tímidos y también
descarados, arbitrarios y zascandiles, con la cabeza a
pájaros de trino (pintacilgos, mirlos, ruiseñores) y en
bandolera un carcajo de flechas talladas en palo noble
-y a punta de navaja- por las musas. Al que le dan,
le dieron, y aquí no se admiten reclamaciones: que San
:Juan, y fray Luis, y don Antonio, lloraron su dignidad
en delicado verso y, sobre saberse con un ángel en la
garganta y una amapola brotándoles del corazón, pasaron
por este valle de lágrimas como silbidos.


H oracio no tenía razón al llamar a los poetas « genus
irritabile», no; Horacio estaba, quizás, demasiado paga-
do de sí mismo. Los poetas no son como los pinta Horacío
sino más bien como los Goncourt los vieron: vestidos
de figura de M are Chagall y subiendo hasta las estrellas
por una escala de cuerda tocando el violín. El mérito es
no caerse y sonreir y, además, que el violín suene armoniosamente
con delicadeza (mansa o fiera que, a estos
efectos, poco importa).


Al poeta Manuel Molina suelo representármelo, en
la memoria, como un dramático títere de Marc Chagall
(otro es Bécquer, por ejemplo, y el tercero, Rilke, que enamoraba
duquesas y moría de pinchazo de rosa), gateando
por una escalera de pelo de mujer y comiendo los mejillones
que se crian en las nubes ancianas y remotas.
Ahora, a lo que parece, el poeta Manuel Molina va
a publicar un libro de versos para el que me pide unas
palabras de saludo (la prGsentación no la precisa): a la
ocasión la pintan calva y la circunstancia, por esta vez,
se bautiza con gallardo nombre de torero.
Y o creo que a los poetas no se les debiera permitir
que publicaran sus versos; en el fondo, esto de publicar
versos es una indecencia: es algo así. como desnudarse en
medio de la calle y escandalizar a los guardias municipales,
a los violinistas y a las novias pobres que pasan,
con una deleitosa y amarga cadencia, por la vida de
cada cual. A los poetas, lo prudente sería cegarlos con
un puro encendido, como a los verderoles, para que cantaran
más desesperadamente y aun mejor. Lo que pasa
es que no es costumbre; la crueldad, no obstante la poesía
que encierra, está siendo desterrada de las conciencias.
Quizá sea preferible que así suceda.


El poeta Manuel Molina, en este trance de hoy, canta
al amigo muerto con una honda pena y una alta gloria.
Oribuela es buertecillo de poetas serenos, emocionados y
civiles. Por los caminos de Oribuela, el tiempo se llevó
ya el ruido de unas pisadas de pastor. Pero en el aire
que la envuelve, aún se respira el mismo sutil aire que
nutrió al amigo en alegría. Y el poeta Manuel Molina,
que lo sabe y también que lo sabe decir, nos lo dice ahora,
casi al oído, sonriendo como un mozo con la voz
templada en los veneros más ciertos y entrañables.
Cuando pasé por Alicante se lo dije y ahora lo repito
para el mejor gobierno de todos.


CAMILO JOSÉ CELA

martes, 8 de marzo de 2022

Nuevo libro sobre Miguel Hernández. 2022, de Ramón Palmeral

 

 


Libro Amazon: 

de Ramón Fernández Palmeral

El presente año 2022 es un año hernandiano por excelencia, puesto que se cumplen los 80 años de la muerte del universal poeta Miguel Hernández, acaecida el 28 de marzo de 1942 cuando se hallaba preso del franquismo en la enfermería del Reformatorio de Adultos de Alicante, por varias enfermedades pulmonares, contraídas durante su cautiverio, contaba tan solo treinta y un años edad.
Para conmemorar tan relevante acontecimiento, el hernandiano Ramón Fernández Palmeral presenta a lo largo de 31 artículos monográficos, un anexo con ilustraciones inéditas de su autoría 80 años de la muerte de Miguel Hernández. Componen una serie de monográficos que quedaron fuera del libro Miguel Hernández. El poeta del pueblo (biografía en 40 artículos), ECU, 2019. Por consiguiente los dos libros son complementarios y conforman un corpus biográfico.
El prólogo es del escritor y magistrado oriolano Julio Calvet Botella, que además aporta información de varios artículos inéditos relativos a su familia.
Por la Ley Propiedad Intelectual de 22/1987 antes del 7 diciembre de 1987 tendrán la duración prevista en la Ley anterior de 10 de enero de 1879 sobre Propiedad Intelectual y la transitoria tercera de la L22/1987, la obra de Hernández pasa a dominio público.

sábado, 15 de mayo de 2021

Libro. "Ramón Sijé, del periodismo al ensayo", por Joseá Antonio Sáez Fernández, 2021

 

 


 Ramón Sijé, del periodismo al ensayo, constituye, en esencia, la memoria de licenciatura que su autor, José Antonio Sáez Fernán­dez, presentó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universi­dad de Granada en el mes de abril de 1984, con el titulo de Ramón Sijé: Textos dispersos y olvidados <1926-1936), dirigida por el profe­sor Miguel d'Ors Lois y que obtuvo la máxima calificación académica. Por distintas circuns­tancias, este trabajo permaneció inédito hasta que en el año 2020 el autor recibió una invitación por parte del director de la Fundación Cultural Miguel Hernández de Orihuela, Aitor L. Larrabide, para su publicación. De común acuerdo, el original revisado se enriqueció con los textos de Ramón Sijé incluidos en la revista El Gallo Crisis, así como con otros poco divulgados de Josefina Fenoll y el mismo Ramón Sijé, cuya reivindi­cación como un privilegiado escri­tor de gran personalidad y talento en constante evolución queda puesta de relieve en este trabajo.

 Publicado: Fundación Cultural Miguel Hernández 2021

Autor: José Antonio Sáez Fernández

Presentación de Aitor L. Larrabide

Prólogo de Francisco Javier Díez de Revenga

ISBN. 978-8494164-7-5

Páginas 472 

 

 


 

José Antonio Sáez Fernández es referente indiscutible en los estudios sobre Ramón Sijé, desde que en abril de 1984 leyera en la Universidad de Granada su Memoria de Licencitura sobre Sijé. Nació en Albox (Almería) en 1957. Se licenció en Filología Hispánica por la Universidad de Granada con una Memoria de Licenciatura titulada Ramón Sijé: Textos dispersos y olvidados (1926-1936), presentada en la misma Universidad en 1984. Ha sido profesor de Lengua y Literatura Castellanas en enseñanza media hasta su jubilación en el año 2017. Es autor de los libros de poesía Vulnerado arcángel (1983), La visión de arena (1987 y 1988), Arbol de iluminados (1991), Las aves que se fueron (1995 ), Libro del desvalimiento (1997 ), La edad de la ceniza (2003), Lugar de toda ausencia (2005), Las capitulaciones (2007), Limaría y otros poemas de una nueva Arcadia (2008), Gozos de Nuestra Señora del Saliente (2010); así como de los volúmenes de poesía en prosa En la otra ladera (2018) y Los ojos deseados (2019). En narrativa ha publicado Virginia Woolf no pudo amarme (1983), recogido recientemente en el volumen Las puertas del cielo y otros relatos (2020). Como investigador literario ha publicado ediciones y ensayos sobre Miguel Hernández y Ramón Sijé, las revistas Batarro (Almería) y Nueva Poesía (Sevilla), el poeta jerezano Juan Ruiz Peña, etc. Como crítico literario es también autor de numerosas reseñas en prensa y revistas especializadas.

jueves, 13 de mayo de 2021

Retrato al óleo de Ramón Sijé, por Palmeral, 2005 a los 79 años de su muerte

 

 

                                 Ramón Sijé, retrato a óleo pro Palmeral 2005
                                           Palmeral con el retrato de Ramon Sijé. mqyo de 2021


lunes, 15 de marzo de 2021

Vicente Ramos & Manuel Molina: trazos de una amistad (amigos de Carlos Fenoll), por Ramón Palmeral

 

 


Vicente Ramos & Manuel Molina: trazos de una amistad

Ramón Palmeral / Hoja del lunes.com

 

Conocí personalmente al historiador y político Vicente Ramos (1919-2011) a través del pintor Fernando Soria, en la sede la Asociación de Artistas Alicantinos cuando se inauguró su sede en un local de la Avenida Maisonnave el 19 de octubre de 2006.

Supe del poeta  oriolano Manuel Molina (1917-1990), afincado en Alicante, a través de Gaspar Peral Baeza, que gracia a él pude contactar con su viuda Maruja Varó, a la que entrevisté en varias ocasiones, y después en 2017 con sus hijas Marilé y Clemencia en el centenario del nacimiento de Molina.

Mostrada esta necesaria y breve  introducción he de comentar que tanto Manuel Molina como Vicente Ramos fueros amigos y entusiastas seguidores del gran poeta Miguel Hernández, publicaron en cooperación el libro Miguel Hernández en Alicante, Colección Ifach, 1976.  Por su cuenta, e individualmente publicaron otro libros. Ambos amigos tuvieron relación de amistad con Josefina Manresa, viuda del Hernández, cuando residía en Elche, e incluso ayudaron a sus estudios a Manuel Miguel, el segundo hijo de Hernández y Josefina, cuando estudió por una temporada en Valencia con el matrimonio María de Gracia Ifach, seudónimo de Josefina Escolano, y marido Francisco Ribes.

Nuestros dos personajes, cumplieron sus respectivos centenarios, primero Manuel Molina en 2017 y seguidamente Vicente Ramos en 2019 de los que me ocupé de dar  conocer en  la Red con dos sendos blogs. A Molina se le hizo una exposición en la sala Juan Francés en la Sede de la Universidad cuyo comisariado fue el profesor Cecilio Alonso. A Ramos se le hizo un Seminario que el que fui invitado a participar con una la catedrática Consuelo Jiménez de Cisneros en la Sede de la Ciudad Universitaria.

De ambos personajes existen los portales: Vicente Ramos en el centenario de su nacimiento, y Manuel Molina centenario de su nacimiento. En cuyos portales se recoge toda la información biográfica y bibliográfica que se ha podido recoger.  En Hoja del lunes.com  publiqué un artículo en 2019, anunciando los actos del centenario de Vicente Ramos.

El archivo de Vicente Ramos se halla depositado en la Biblioteca Pública Municipal de  Guardamar del Segura al cuidado de Otilia Macía Amorós, del Ayuntamiento de Guardamar en el centro de Estudios e Investigación Vicente Ramos. El legado  Manuel Molina se haya indexado  en el Centro de la Memoria Histórica de la Universidad de Alicante.

 

 

Breve reseña biográfica de Vicente Ramos

Vicente Ramos Pérez nace a las 5.45 horas del 7 de septiembre de 1919 en la calle Ingeniero Mira de Guardamar del Segura -Alicante-, hijo de Vicente Ramos Cánovas, juez de paz y propietario, y Rosario Pérez Aldeguer, hija de propietarios fallecida sobre 1922, cuando Vicente tenía unos dos años. Su hermana Rosario fallece también a los siete años de edad. Su padre viudo contraerá segundas nupcias en 1927 con Joaquina López Gil (profesora en Novelda), quien sería su segunda madre y un gran apoyo. Será en iglesia San Pedro Apóstol de Novelda donde hará la Primera Comunión, por ello decía que era hijo «eucarístico de Novelda». Tendrá una hermana de padre: Pilar Ramos López.

El traslado de su segunda madre a Alicante (1934) le anima a matricularse en el Instituto Joaquín Costa, donde entablará amistad con los que se convertirían en destacados personajes de la sociedad e intelectualidad alicantina. Sus visitas a la Biblioteca Provincial le valdrían para sumergirse en las teorías enunciadas por los grandes pensadores del anarquismo filosófico, y en diciembre de 1936 se afilia a Unión Republicana, aunque aquello era más bien una tertulia literaria, donde conocerá a Manuel Molina. Durante la guerra civil ejercerá como practicante en sanidad. Entre sus visitas a la Biblioteca Municipal, el archivero y editor Eduardo Irles y Garrigós le insta a leer a Gabriel Miró y le regala un ejemplar de “La novela de mi amigo”. Ingresa en el antiguo Ateneo, donde gracias a Manuel Molina conoce a Miguel Hernández el 21 de agosto de 1937.

Tras la guerra civil, junto con Rafael Azuar, Manuel Molina, Reolid y Francisco García Sempere escriben “Testimonios, ilusiones y desilusiones de la guerra”, y publican la primera revista literaria que surge en España tras la contienda, “Arte Joven”, de un solo número. Licenciado en Filosofía y Letras en 1943, se doctoró en la Sección de Filología en la Universidad de Valencia en 1963, con la tesis doctoral El mundo de Gabriel Miró, entre los miembros del Tribunal estaba al catedrático Mariano Baquero Goyanes

En 1941 conoce en el Casino de Alicante a Manolita Moya García, la que será su mujer en 1943, y madre de sus dos hijos Vicente José y Manuela del Rosario (Noly). Ese mismo año comenzará las clases en la Universidad Central de Madrid, licenciándose en Filosofía y Letras en 1943. Junto con Manuel Molina y Rafael Azuar lanza la revista “Intimidad Poética” y la colección de libritos “Leila”. También fue poeta con dos obras premiadas y fundamentales: “Destino de tu ausencia”, 1957 y “Elegías de Guadalest”*, 1958 con inspiración del gran poeta checo Rainer Maria Rilke del que será un admirado lector.  Fue Ramos amigo personal de Oscar Esplá (tenían masías en Benimantell), Camilo José Cela, de Buero Vallejo, de Vicente Aleixandre, Manuel Molina, Josefina Manresa (viuda de Miguel Hernández), o de Juan Guerrero Zamora, primer biógrafo de Hernández.

Para el Seminario de su centenario: Hermenéutica de Elegías de Guadalest y Rilke, de Vicente Ramos, edición no venal de 50 ejemplares numerados y agotados, por Ramón Fernández Palmeral. El lector la puede leer el libro digital en Calameo.

 

 

Breve biografía de Manuel Molina

 Manuel Molina Rodríguez, nació el 28 de octubre de 1917 en la calle Trinidad de Orihuela (Alicante). Cursó estudios primarios y comenzó el Bachillerato en el Instituto de Orihuela, con el profesor Jesús Alda Tesán, quien era colaborador de la revista El Gallo Crisis. En su juventud conoció a los poetas Carlos Fenoll, Miguel Hernández, a los hermanos Ramón y Gabriel Sijé. Participó en reuniones literarias que éstos celebraban en la tahona de la calle Arriba. En 1935 se trasladó con su familia a Alicante y un año más tarde presidirá las Juventudes de Izquierda Republicana de esa ciudad. Tras la rebelión militar de 1936 sirvió como carabinero a la defensa de Madrid. En la Alianza de Intelectuales Antifascistas de Madrid conoció a Rafael Alberti, María Teresa León, Emilio Prados y Antonio Aparicio. En 1937 visitó a Vicente Aleixandre en su casa de Velintonia de Madrid junto a los milicianos Carlos Fenoll y Jesús Poveda.

Entre los varios libros que Molina le dedicó Miguel Hernández, se encuentra en el libro titulado Amistad con Miguel Hernández, Silbo Alicante 1971, cuya portada es un grabado de Miguel Abab Miró, que según mis anotaciones éste, lo pintó para la edición de El rayo que no cesa de Rafael Alberti, Buenos Aires, 1942. Aunque no figura portada de este libro.

Terminada la guerra, y tras pasar por el campo de concentración de la Plaza de Toros de Valencia, regresó a Alicante, tuvo que hacer el servicio militar forzoso con los nacionales en Burgo. Regresó de nuevo a Alicante, y se casó con Maruja Varó Busquiel el 6 de diciembre de 1943, con la que tuvo dos hijas: Marilé y Clemencia. En Alicante ejerció como capataz de obras, y posteriormente fue secretario de la Biblioteca Gabriel Miró de dicha ciudad, bajo el patrocinio de la Caja de Ahorros del Sureste. Junto a un grupo de poetas de posguerra como el historial Vicente Ramos y el poeta Rafael Azur revitalizaron la vida literaria de la ciudad creando varias revistas literarias y antologías con Tina Mercader, Ángela Gatell, José Albi, Julián Andúgar o María Beneyto. A este grupo de poetas se le unieron pintores como Gastón Castelló, Miguel Abad Mirón, Melchor Aracil, Pérez Pizarro y el escultor Pepe Carbonell.

He de estar la coordinación que hizo Molina para la Antología de la Poesía Alicantina actual (1940-1972) donde aparecen reseñas y pomas de Carlos Fenoll, Juan Valls Jorda, Trini Mercader, Vicente ramón, Rafael Azuar, Adrián Miró, Jacinto López Gorgé, José Paya Nicolau, Carlos Sahagún Santiago Moreno Grau, Julian Andúgar, José Albi y Ernesto Contras, Caja de Ahorros del Mediterráneo, 1973

El Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert publicó Versos escogidos del poeta Manuel Monina edición de Cecilio Alonso, Alicante 1992.

Actualmente, el legado de Manuel Molina se halla en el Archivo por la Democracia de la Universidad de Alicante, cuyos albaceas son Clemencia Molina Varó (hija) y el profesor Cecilio Alonso. La correspondencia epistolar alcanza 3.800 documentos en su mayor parte literarios, que corresponden a unos 400 remitentes, entre los que se destacan Vicente Aleixandre, Juan Gil Albert, Josefina Manresa (viuda de Miguel Hernández), Gabriel Celaya, Blas de Otero, Antonio Buero Vallejo, Celia Viñas, Leopoldo de Luis, Ángel Caffarena, Santiago Moreno o Carlos Sahagún.

El poemario más destacado de Molina lo publicó en 1950, titulado Hombres a la deriva, bajo la censura franquista, de tuyo texto el autor de este artículo ha escrito el ensayo Hermenéutica de “Hombres a la deriva” de Manuel Molina, publicado en Amazon en 2017, por Ramón Fernández Palmeral. Para este libro, como he comentado me entreviste con su viuda Maruja Varó y sus hijas Marilé y Clemencia –Clemencia en honor de la hija de Gabriel Miró del mismo nombre, puesto que Molina escribió Paisajes y personajes mironianos (1879-1979) para centenario de su nacimiento..

 

Amistad de Manuel Molina y Ramos con Miguel Hernández

El Miguel Hernández que hoy conocemos no hubiera sido posible sin la dirección e informaciones que Manuel Molina aportó de sus recursos a investigadores hernandianos como Juan Guerrero Ruiz, Concha Zardoya, Marie Chevallier, Elvio Romero, Simón Latino, María de Gracia Ifach (Josefina Escolano), Leopoldo de Luis, o aconsejando a Josefina Manresa sobre la multitud de cartas que recibía de peticiones de información.

Se pensaba por algunos hernandianos que Manuel Molina aprovechó la amistad con Miguel Hernández para resurgir a su sombra como poeta, escribiendo el controvertido libro Miguel Hernández y sus amigos de Orihuela, El Guadalhorce, Málaga, 1969. Sin embargo, todo lo que dijo en ese libro era cierto, lo que sucedió es que le surgió un enemigo antiguo vecino como Ramón Pérez Álvarez, secretario de la revista Silbo (1936), que tiró por tierra a Molina y a los hermanos Fenoll, sin saberse por qué razón, tal vez por protagonismo. Además omitió su nombre en algunas cartas que no están en la Obra poética completa del autor de El rayo que no cesa.

La amistad del quinceañero Molina con los hermanos Fenoll, Ramón Sijé y Miguel Molina venía desde las reuniones de la Tahona, porque Molina vivió de joven en calle Barrio Nuevo, contigua a la calle de Arriba, donde estuvo la tahona de los Fenoll, y en la misma calle estaba la residencia del joven Miguel Hernández. Ramón Sijé acudía a la tahona por dos razones, la primera para visitar a su novia que era la bella Josefina Fenoll, hermana de Carlos y de Efrén, y la segunda porque en el alcabor de la tahona (chimenea del horno) le pedían consejos literarios a Ramón Sijé, estudiante de Derecho, tanto Carlos como Miguel, y es muy posible que Molina acudiera de oyente, puesto que esta asistencia la confirmó Carlos Fenoll en la carta en la que le decía que Molina era el benjamín de la tertulia de la tahona. La referencia a la tertulia de la tahona la había contado Molina en la revista Verbo en 1946.

El 2 de octubre de 1932, Molina estuvo presente en la inauguración del busto a Gabriel Miró en Orihuela, el parque que hoy lleva su nombre, como simple asistente, sin participar oficialmente en ningún acto, ni en la revista monográfica El Clamor de la Verdad. Asistió con Carlos Fenoll, que a pesar de que se había iniciado como poeta, tampoco participó en dicha revista ni en el Gallo Crisis, de Sijé.

Manuel Molina y Vicente Ramos conocieron personalmente en Miguel Hernández cuando estuvo al Ateneo de Alicante para una conferencia en plena guerra civil el 21 de agosto de 1937, situado en calle Villavieja, en lo que fue palacio de los marqueses del Boch de Ares.

De esta visita a Alicante saldría el opúsculo Versos en la guerra organizado  y patrocinado por Socorro Rojo, en 1938.

Conclusiones

Dos ilustres personajes de las letras alicantinas de posguerra  deben ser recordados con cierta periodicidad. El historiador Vicente Ramos tiene una importante avenida con su nombre y fue nombrado hijo adoptivo de Alicante y de Guardamar. En cambio Manuel Molina ni una calle, huérfano de otros títulos ni en Orihuela ni en Alciante.

Ramón Fernández Palmeral

 Hoja del lunes.com de Alicante, 15 de marzo de 2021 (con fotos)

miércoles, 3 de marzo de 2021

La portada del libro es de Miguel Abad Miró, un grabado. Amistad con Miguel Hernández de Manuel Molina

 



                     La portada de este libro es un grabado o litografia de Miguel Abad Miró

                    El ejemplar que poseo esta frimado por Manuel Molina en 1972 y dedicado a una tan Josefina Salvador,

             

domingo, 24 de enero de 2021

JOSE MURCIA BASCUÑANA (Orihuela 07/05/1913-19/01/1951), AMIGO INSEPARABLE DE MIGUEL HERNÁNDEZ Y CARLOS FENOLL, por Antonio Parra Ruiz

 


 


JOSE MURCIA BASCUÑANA (Orihuela 07/05/1913-19/01/1951),

 

AMIGO INSEPARABLE DE MIGUEL HERNÁNDEZ Y CARLOS FENOLL

 

  

A JOSÉ MURCIA BASCUÑANA EN EL 70 ANIVERSARIO DE SU MUERTE

 

 

Al cumplirse el día 19 del corriente mes de enero de 2021 el septuagésimo Aniversario de la muerte de José Murcia Bascuñana, conocido por sus amigos por el sobrenombre de El Arriero, quiero ofrecerle un pequeño homenaje y recuerdo, al mismo tiempo que relatar algunas pinceladas y conclusiones, sobre todo, en su gran amistad con Miguel Hernández y todos los personajes de la Tahona de los hermanos Fenoll.

 José Murcia (Orihuela 07/05/1913-19/01/1951) era un personaje que, aunque va unido con su nombre y dos apellidos a Miguel Hernández en todas las biografías de éste, era un gran desconocido, debido a su prolongada ausencia de Orihuela; como ya lo especifico en mi Conferencia sobre Efrén Fenoll. Fue admirado, querido, respetado y loado por sus incontables amigos que tuvo, entre ellos, los inseparables compañeros de la Tahona que lo citan en sus escritos con añoranza y cariño como: Miguel Hernández en carta dirigida a Carlos Fenoll lo nombra, diciéndole a su vez a Fenoll, que le dé los abrazos que le parezca convenientes; el mismo Carlos Fenoll, en un Artículo suyo en el ABC (publicado posteriormente el 26/03/1978), lo cita en varias ocasiones diciendo que cantaba a la vez que discutían sus aficiones literarias; Manuel Molina Rodríguez en su libro Miguel Hernández y sus amigos de Orihuela, que versa sobre la Tahona, hace una gran semblanza de Bascuñana y lo nombra en varios pasajes, diciendo de él que en el crepúsculo del horno, era como una antorcha escapada de su boca; Ramón Pérez Álvarez en un Artículo suyo en La Lucerna nº 32 de Enero 1995, sobre la Edición de la “Revista Silbo”, manifiesta que, para celebrar la primera aparición de la Revista, los acompañó Bascuñana, diciendo de él que era la persona con menos hiel que he conocido en mi vida, cantante de zarzuela, el famoso “Arriero” un amigo inolvidable y, también lo nombra en otro ejemplar de la citada Revista diciendo que colaboró con ellos en la misma (si así lo hizo debió de figurar en ella); Josefina Manresa Marhuenda, esposa de Miguel, en su libro Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández, lo nombra como amigo de Miguel en dos pasajes: en el entierro de Ramón Sijé, diciendo que llevó su ataúd un buen pedazo y, en la celebración del convite de su boda con Miguel, donde asistió Bascuñana ofreciendo un recital de canciones (hay que tener en cuenta que el convite fue en plan familiar y, sólo asistieron los amigos más íntimos de Miguel, como fueron Carlos Fenoll, Jesús Poveda y el mismo Bascuñana); Efrén Fenoll Felices en la Carta dirigida a La Lucerna en que se homenajea a su hermano Carlos (que transcribo en mi Conferencia-Homenaje a Efrén), los únicos y principales protagonistas de su Carta son: Carlos Fenoll, Miguel Hernández, José Murcia y, como es consiguiente, Efrén Fenoll; también aludo en mi Conferencia a Tomás Moreno Serna, amigo y compañero de colegio de Miguel, quien manifestaba en su Artículo (escrito por Joaquín Ezcurra), que se reunían un grupo de amigos, acudiendo Miguel siempre acompañado de Bascuñana y Carlos Fenoll (yo les llamo Los tres Mosqueteros) y, que Bascuñana recitaba todos los versos de Miguel. Por último (aunque seguro que hay muchos testimonios más), me voy a referir a su gran amigo, vecino suyo, y compañero de fatigas en cuanto a creaciones y actuaciones teatrales, cantores, poetas y otras muchas facetas más, autor de la biografía de José Murcia llamado Julio Sarget Barceló, quien manifestaba en su libro los siguientes atributos de Bascuñana: que consideraba dignos de ser tenidos en cuenta los méritos que en él concurrían para formar parte del grupo de colosos de la literatura que en el citado Horno se congregaba, en la Página 40 dice Julio lo siguiente ni duda cabe que era el mejor recitador de todos, en la Página 41 dice de él que era un gran barítono, con voz timbrada y potente y también su recitar era de un lirismo apasionante que te hacía ver lo que decía, en la Página 51 paseando Julio con los “Tres Mosqueteros”  escuchándolos hablar en verso decía era algo de verdadera maravilla; si en aquellos tiempos hubiesen existido los magnetófonos, hoy tendríamos una pieza que podríamos llamar de museo, de un valor incalculable; y así podríamos seguir con todas clases de galanuras que Julio le dedica a su amigo José Murcia Bascuñana.

En cuanto a los escritores actuales decir que son muchos los que han resaltado en sus escritos la figura de José Murcia Bascuñana, o escrito sobre su relación con Miguel Hernández y con los demás personajes de la Tahona, así tenemos a: Manuel Roberto Leonís Ruiz con sendos Artículos sobre Bascuñana; uno de ellos dedicado a él, donde detalla el accidente de tren que le ocasionó la muerte, dedicándole una poesía, y otro, dedicado a Carlos Fenoll, donde destaca la gran amistad de Bascuñana con Carlos y Miguel (no sé si escribió algún otro al respecto).

José Luis Ferris en su obra Miguel Hernández: pasiones, cárcel y muerte de un poeta, Año 2002, donde nombra en varios pasajes del libro a Bascuñana, relacionándolo con Miguel Hernández y la Tahona de los Fenoll y, en uno de ellos, menciona los sendos poemas que dedicaron ambos al guardameta Lolo del Orihuela C.F.

Antonio Luis Galiano Pérez (Cronista Oficial de Orihuela), en su Artículo en La Verdad, Edición Alicante, de fecha 21/05/2010, que titula “Los hombres colorados”, refiriéndose a los trabajadores oriolanos molineros de pimentón, entre ellos destaca a José Murcia Bascuñana “El Arriero”, rapsoda y barítono, operario del Molino de la Trinidad, que acudía con la ropa y cuerpo cubiertos de polvillo rojo a intercambiar sus aficiones literarias con Miguel Hernández y resto de compañeros de la panadería de Carlos Fenoll. También en La Orihuela de Miguel Hernández (1910-1942), de varios autores, editado por la Fundación Cultural Miguel Hernández, Galiano colabora con un Artículo titulado Personajes oriolanos de una comedia humana terminada en tragedia. Hacia una revisión de personas y actitudes, donde hace una reseña y da cumplida cuenta sobre José Murcia Bascuñana, con relación a la Tahona de Fenoll.

Los escritores Luis Mariano Abad Merino y José Antonio Torregrosa Díaz participan, al alimón, en La Orihuela de Miguel Hernández con el Artículo que titulan como La literatura en la Orihuela de Miguel Hernández, en su Capítulo llamado ¿Una Generación Oriolana de 1930? escriben sobre la Tahona de Fenoll y sus personajes, entre los que figura José Murcia Bascuñana y, en donde exponen su opinión razonada sobre la referida tertulia literaria que en ella se celebraba.

Francisco Martínez Marín, en su obra elemental titulada Yo Miguel, sobre la vida y obra de Miguel Hernández, también habla sucintamente sobre la Tahona y de José Murcia Bascuñana, al que da como incorporado a ella cuando ya estaba constituida, cuando en la realidad él figuró siempre desde el principio.

Por último, me voy a referir a Ramón Fernández Palmeral que, según mi opinión, es el que más ha ahondado en el tema de la Tahona, hasta el punto de acercarse a la realidad, describiendo con pelos y señales a sus personajes, tanto en sus escritos como en sus numerosas conferencias sobre el mismo, reflejado mayormente en el libro Miguel Hernández. El poeta del pueblo (biografía en 40 artículos) Editorial ECU. Alicante, octubre 2019 y también en Carlos Fenoll: trayectoria vital y poética. Año 2012. Editado por el Ayuntamiento de Orihuela. Según creo recordar reivindicó que a José Murcia Bascuñana se le incluyera en el denominado “Grupo de Orihuela”, en donde no figuraba y, que se hiciera justicia a la Tahona, pues Miguel y sus compañeros se lo merecían.

En cuanto a la personalidad de José Murcia, ya se muestra en todo lo escrito anteriormente; que era sumamente cordial con todos sus amigos y conocidos, de forma que todos lo añoraron ante su ausencia. Estoy seguro que fue uno de los que más ayudaron a Miguel Hernández en su carrera literaria y, seguramente apoyaría la moción que presentó su compañero de Corporación (y de la Tahona) Alfredo Serna, en el Ayuntamiento de Orihuela, en una ayuda pecuniaria a Miguel Hernández en su estancia en Madrid. Era muy dadivoso con todos los desfavorecidos de la Sociedad, según me comentaba mi esposa, Piedad, su sobrina carnal (al respecto, y como curiosidad, diré que, en el Libro La Segunda República y la Guerra Civil en Orihuela vistas desde el Puente de Rusia del Autor oriolano Antonio José Mazón Albarracín, en la Página 338, existe una fotografía de un Listado de donantes y donativos que contribuyeron al donativo voluntario organizado por SOLIDARIDAD INTERNACIONAL ANTIFASCISTA, para socorrer a las víctimas del fascismo: en el Listado figuran numerosísimos donantes de Entidades y particulares aportando cantidades, entre los que figuran José María Ballesteros aportando 5 pesetas y, José Murcia con la cantidad de 15 pesetas, llegando algún otro donante a la cantidad máxima de 500 pesetas). En todas sus fotografías que se conservan se le observa una sonrisa franca, sencilla y desbordante, sin aspaviento alguno, como una persona amante de la vida (esto donde más se muestra, es en una fotografía suya inédita que se pasó en mi Conferencia, sin bigote y paseando un perrito): sólo se le ve como circunspecto, abstraído y nostálgico en otra fotografía de perfil, ante el armazón de un barco del puerto de Barcelona, con la vista puesta en la lejanía, tal vez pensando y añorando a su querida ciudad natal, Orihuela.

También he de manifestar que mi suegro, Mariano de Monserrate, hermano de El Arriero, de la misma edad que Miguel, mientras vivió fue muy guardoso de su intimidad y nunca me habló de su hermano, ni de su trágico accidente, ni de la gran amistad que tuvieron con Miguel Hernández; todo esto lo supe ya de casado con Piedad y una vez fallecido su padre, fue cuando me contó entonces todos estos episodios por no obligar a su padre a contarlo porque se acongojaba: tuvo que sufrir mucho con la muerte de ambos, pues a pesar de vivir momentos de felicidad con sus hijos y nietos, yo lo veía en muchas ocasiones como sombrío y apagado.

Yo recuerdo (al hilo de esto que voy contando) que, en mis primeros años de casado con Piedad, acudimos a una manifestación del Partido Comunista (ya legalizado) que se celebró -no sé si a nivel local o provincial- en la Glorieta de Gabriel Miró de Orihuela y un dirigente hizo una alocución desde el quiosco; enfrente del quiosco, pusieron una mesita con libros para la venta al público. Al terminar el discurso, nos acercamos a la mesa a curiosear y vimos entre los libros que exponían a la venta dos ejemplares sobre la vida de Miguel Hernández: uno de ellos, el de Miguel Hernández: pasiones, cárcel y muerte de un poeta de José Luis Ferris y, el otro, el de Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández de Josefina Manresa. Entonces, a mi mujer se le iluminó la cara y me dijo: ¡Antonio… vamos a ver si dicen algo sobre mi tío Pepe! Al hojearlos vimos que en los dos había referencias sobre José Murcia y, nos pusimos a dilucidar cuál de los dos nos llevaríamos (entonces, el sueldo de los funcionarios nos venía muy apretado, pues no teníamos ni Seguridad Social): al final, decidimos llevarnos los dos. Desde entonces, mi afición sobre Miguel Hernández fue en aumento, al que casi desconocía.

Sobre cómo se gestó la publicación de la biografía de José Murcia, he de manifestar que fue mía la culpa. Hacía un tiempo que Julio Sarget nos había regalado un ejemplar de la biografía escrito a máquina, diciéndonos que pensaba editarla, pero al final falleció sin haberla editado (he de decir, que Julio ha sido muy reservón en sus intimidades y, al igual que Efrén Fenoll no le gustaba sobresalir, pues al descubrirse con la publicación del libro, le hubiese acarreado estar en la mira de todos y salir en los medios de comunicación, cosa que le desagradaba en exceso -creo que yo me incluyo también-: a su mujer, Encarnación, también le costó convencerlo en publicar sus cuentos y poesías). Con el paso del tiempo, pensé que era un absurdo el tener un libro de tanta importancia sin publicar, por lo que convencí a mi mujer en que se pusiera en contacto con su amiga Pepita para publicarlo. También Pepita puso sus obstáculos porque me decía: -Antonio, ¿Cómo voy a publicarlo yo?, si mi padre no lo hizo es porque no quería editarlo; yo no voy a ser contraria a sus deseos-; a lo que respondí hasta convencerla del todo: -¿cómo no iba a querer tu padre editarlo? -le dije entonces-, es ilógico que diga en el libro quiero dejar bien sentado que mi propósito no es otro que sacarle a la luz con todos los honores, no por capricho personal o vanidad propia, sino con el único y exclusivo fin de que no quede para siempre en un segundo plano este extraordinario personaje. Ahí acabó la dialéctica. Al final, mi mujer y Pepita se pusieron en contacto con D. Antonio Pedrera Soler (de la Fundación Pedrera) para editarlo, quien se desentendió del asunto dejando el ejemplar escrito a máquina en el Casino Orcelitano, desde donde lo rescató Juan José Sánchez Balaguer Director de la Fundación Miguel Hernández para su edición.

Como final refiriéndome a la Tahona, quiero hacer algunas reflexiones y es que, no se ha sabido o no se ha querido interpretar el gran fenómeno ocurrido en ella (lo que es muy difícil que ocurra en más ocasiones y lugares) no estudiando el caso ni ahondando en él, pues entre todos sus personajes elevaron a la cúspide a Miguel Hernández, pero hay que pensar que todos sus concurrentes fueron poetas y escritores que publicaron sus escritos y poesías en la Prensa local mayoritariamente; crearon Revistas y publicaciones; elevaron la Semana Santa oriolana a lo más alto publicando sobre ella; dedicaron sus poesías a las tradiciones oriolanas (como la subida a San Miguel a comerse la preciada mona por Pascua de Resurrección); de esta costumbre, dos han sido los que han escrito poesías sobre ella, Carlos Fenoll y José Murcia: la primera de ellas se titula JUEVES DE CARNAVAL publicada en el Libro “Antología comentada de Carlos Fenoll”, Edición de José Luis Zerón, Editada por el Excmº Ayuntamiento de Orihuela, Concejalía de Cultura de 2012, con motivo del Centenario del Nacimiento de Carlos (con poesías suyas comentadas por ilustres escritores tanto oriolanos como de otras regiones); cuya primera estrofa comienza así: 

San Miguel.

Fragancia a tomillo. Sol.

Sube la gente en tropel

la cuesta de caracol.       

La poesía de José Murcia Bascuñana se titula “EMBRIAGUEZ, AMOR Y JUEGOS”  publicada en su RELATO BIOGRÁFICO, escrito por Julio Sarget Barceló, con Prólogo de Juan José Sánchez Balaguer (entonces Director de la Fundación) e Introducción de Piedad Murcia Ruiz (mi esposa y sobrina carnal del biografiado), Editado por la Fundación Cultural Miguel Hernández de Orihuela en 2012; de este libro entresaco la séptima y octava estrofa por la curiosidad de la marca del vino que menciona como “la Dehesilla”, desconocida para mi cuando lo leí, no sabía si era real o ficticia:

Y en el último estertor

de Apolo, refulge y brilla

el aurífero color

del vino de la Dehesilla…

 

¡Grato vino, sin rival!...

La gente así lo pregona:

“Nunca hallaremos otro igual

para bendecir la mona”…

De nuevo ambos poetas ensalzan la belleza de la mujer oriolana en sendas poesías; además, Carlos, también se dirige a la mujer alicantina. La primera de Carlos se titula ORIOLANA y aparece en el libro “Carlos Fenoll: trayectoria vital y poética” del escritor Ramón Fernández Palmeral, Editado por la Concejalía de Cultura del Excmº Ayuntamiento de Orihuela con motivo del Centenario del Nacimiento de Carlos, cuya primera estrofa es como sigue:

Su pelo es rubio y tostado,

sus ojos como la noche,

y sus labios, cual el broche

de un clavel inmaculado.

La segunda de Carlos se titula A LA MUJER ALICANTINA y es también del libro de Palmeral, cuya primera estrofa reproduzco:

Mujer alicantina, en tu homenaje,

te ofrezco mi riqueza:

además de un sencillo y negro traje

tengo un mundo transido de belleza.

La poesía de Bascuñana se titula CANCIONES DEL ALMA es del libro de su Biografía; lleva una dedicatoria a una mujer, cuyo nombre puede ser real o ficticio “A la bella señorita/ Francisca Vera, primorosa/ princesita de mi quimera….”, está escrita con un lenguaje apasionado y, al mismo tiempo, con gran delicadeza. La primera estrofa es la siguiente:

Mujercilla encantadora,

de mi cariño ideal…

Tu sonrisa es luz de aurora

que resbala, hechizadora,

por tu boca de coral.

Como se puede observar, sólo he escogido a dos representantes de la Tahona como un botón de muestra: a Bascuñana por su Homenaje y, a Carlos Fenoll de acompañante porque quiero hacer breve el escrito, pero, sin olvidar a los demás en su valía, sobre todo, a los grandes maestros como son Miguel Hernández y Ramón Sijé; la mayoría de ellos murieron a edad muy temprana, lo que segó bruscamente su carrera literaria. A continuación, voy a seguir con José Murcia diciendo que, yo creo que su legado literario se perdió por el camino, ya que mi esposa Piedad, de pequeña, echó en falta un gran paquete de poesías escritas a lápiz, envueltas en una sábana, que se encontraba dentro de una maleta de mi suegro; así como las del cuadernillo donde se encontraba la poesía inédita publicada en el libro de su biografía “COMO SOMBRA DE SOMBRA”, escrita por Bascuñana al estilo romántico de Bécquer (Sevilla 1836-Madrid 1870). También Bascuñana demuestra su amor y devoción a Orihuela en “A MI TIERRA NATAL” del mismo libro, que comienza así:

Orihuela, tierra santa,

tierra de luz y poesía,

es mi voz la que te canta

palpitante de alegría.

Ahora quiero mostrar una poesía completa, de auténtico color localista y costumbrista, que voy a comentar para su mayor comprensión, de otro componente de la Tahona (figura en su libro de poesías que nos regaló y dedicó): dicho autor es el amigo y compañero de Bascuñana, autor de su biografía, Julio Sarget Barceló; la poesía se titula “LA TÍA CHIPILINA”.

El comentario es el siguiente: En Orihuela la escasez del agua es de tiempo inmemorial; por este motivo aquí el agua se ha apreciado mucho. Desde muy antiguo las viviendas de Orihuela carecían de agua potable (hasta la fecha de su implantación y consolidación de la Red de los Canales del Taibilla, ocurrida el 18 de julio de 1966) y, debido a esta carencia, los domicilios particulares se abastecían de ella mediante los aguadores, que acudían a los distintos domicilios para su venta, transportándola envasada en cántaros dentro de un carro arrastrado por un asno; últimamente, el medio de transporte era un motocarro llevando además botellas de gaseosa y otras bebidas refrescantes hasta que desaparecieron. Yo creo que fue debido a esto por lo que existía en Orihuela la costumbre de que, los vendedores o vendedoras, que acudían con su carrito de caramelos, palomitas de maíz, bolsas de semillas de girasol (las famosas pipas) y chucherías para los más pequeños a las puertas de los recintos de espectáculos (fútbol, toros, cine, teatro, etc.) para la venta de sus productos, y que llevasen con ellos  incorporado un gran botijo huertano lleno de agua fresca para su venta “por tragos”, a “perra chica” el trago. Esta escena donde más se notaba era en el primer andén de la Avenida de Teodomiro, frente al Cine Avenida, sitio muy concurrido entonces, que era el lugar donde los jóvenes (chicos y chicas) íbamos en pandilla a pasear y, otros a galantear: dentro del andén, enfrente del Cine se colocaban los vendedores y, de vez en vez, acudía algún transeúnte sediento a solicitar un trago para beber, acto seguido, “a gallete”, la refrescante agua del botijo. Este es el argumento de la poesía y, según mi esposa, la “Tía Chipilina” existió realmente.  

Fue una mujer popular,

pequeñita y parlanchina,

que ostentaba el sobrenombre

de “La Tía Chipilina”.

 

Era enjuta y desgarbada,

nariz larga y vivos ojos,

de contextura encorvada,

la cabeza despeinada

y la agilidad de un lobo.

 

Sabía buscarse la vida

vendiendo de lo que fuera

sin exponer capital,

tal como sal de orija,

los hinojos y los tallos,

la fresca agua en botija

traída del manantial.

 

¡Beber agua! Gritaba

con la botija en la mano.

La Chipilina es que estaba

junto a la puerta del campo

mientras los futbolistas,

mirones y aficionados,

al darle una perra chica

se bebían un buen trago.

 

“La Chipilina” un domingo

ganaba bastantes cuartos,

por lo menos diez reales

que hacían cincuenta tragos.

 

El negocio era redondo,

por eso seguía gritando.

 

¡Bebed agua, señores!

¡Bebed agua, muchachos!

 

 

Como se observa en lo expuesto anteriormente, los personajes componentes de la Tahona de los Fenoll, llevaron siempre en el pecho y en los labios el nombre de Orihuela, pero es que, además, todos estos sentimientos los reflejaron en sus libros y poesías, dándolos a conocer a los cuatro vientos. Hoy en día el Ayuntamiento de Orihuela viene celebrando periódicamente homenajes a nivel individual, en los aniversarios de los más destacados miembros del Grupo, como Miguel Hernández y Ramón Sijé pero, pienso, que se debería escoger alguna fecha destacada para homenajearlos a todos en común. Y, como punto final diré que, en la Ruta turística de Miguel Hernández, echo de menos una placa -como la colocada en cada punto- dedicada a José Murcia Bascuñana, colocada en el número 4 de la Calle Arriba (frente a la Tahona), que es donde vivió junto a su madre y hermanas y donde murió.

 

Antonio Ángel Parra Ruiz

Orihuela, 19 de Enero de 2021

 

 

Hoja publicitaria de la Revista RENACER de Orihuela Nº 32 de fecha 28/mayo/1930, donde aparece el anuncio del famoso Vino de la Dehesilla del poema de José Murcia Bascuñana y, el domicilio donde se dispensaba.

 

 

 

(A la atención de Ramón Fernández Palmeral)